miércoles, 16 de julio de 2008

ESTUDIANTES, UN BOOM Y UNA APUESTA QUE VA MAS ALLA DEL EQUIPO DE FUTBOL

.


¿Cómo encontrarle una explicación al boom Estudiantes? El club se ha convertido en las últimas temporadas en una de las instituciones modelo del fútbol argentino. Está en boca de todos, los jugadores lo eligen por sobre equipos denominados grandes y el prestigio institucional crece día tras día. No hay una razón única. Su fortaleza se cimentó a largo plazo y en varios puntos.
El primero a tener en cuenta es la obtención del título local, en 2006. A partir de la vuelta olímpica en el Apertura, Estudiantes se potenció en todo sentido. En repercusión, en reconocimiento, en cantidad de socios y en proyectos. Su plantel de socios pasó de 14.000 a 30.000, posee 4000 chicos federados en 14 disciplinas distintas y mantiene un equipo competitivo de fútbol, al que muchos ya señalan como el principal candidato para pelear por el campeonato.
El segundo punto es la apuesta a la jerarquía. Comenzó con el retorno del referente máximo que tiene la hinchada pincharrata : Juan Sebastián Verón. El fue el hacedor de los acontecimientos que se sucedieron luego: el primer campeonato luego de 23 años, la vuelta a los primeros planos del fútbol nacional e internacional, y que a Estudiantes lo volvieran a considerar un club vendedor.
La tercera pata de este fenómeno es propiedad de los dirigentes. Hace casi tres años, la comisión directiva de Estudiantes decidió volver a las fuentes y recurrir casi permanentemente a su cantera futbolística y así realizar una fuerte apuesta hacia el futuro.


De allí salieron Mariano Pavone, Marcelo Carrusca, José Sosa y Pablo Piatti, quienes ya no están en la institución. Y Agustín Alayes, Leandro Desábato, Marcos Angeleri (quería irse, pero le mejoraron el contrato y seguirá), Pablo Lugüercio, José Luis Calderón y Juan Sebastián Verón, que se mantienen dentro del plantel albirrojo. Todos ellos ayudaron a forjar este presente exitoso. Lo mismo sucedió con los directores técnicos. Jorge Luis Burruchaga, en menor medida; luego, Diego Simeone, y ahora Roberto Sensini. Fueron tres entrenadores con escasa experiencia en la función, pero Estudiantes apostó a los proyectos por sobre los nombres y en los tres casos resultó beneficioso, en el más amplio sentido de la palabra.


También es cierto que el orden económico de la entidad representa una buena dosis de tranquilidad para el día a día del club. Hoy por hoy, la salida de Pablo Piatti a Almería por 7.000.000 de dólares posibilitó la llegada de la Gata Fernández (se abonó 1.500.000 de dólares), Mariano Barbosa y Mauro Boselli (hubo una demora, pero ya se entrenó y lo presentarán hoy), los principales refuerzos que llegaron al predio de City Bell. Y un dato adicional: nunca el club había pagado tanto por una incorporación (US$ 2.500.000 por el 50% del pase), como en el caso de Boselli.
A pesar de que en septiembre habrá elecciones en Estudiantes, todo parece indicar que tanto en el futuro inmediato como a largo plazo cada pieza parece ajustarse a su lugar en el club. La lucha en el frente deportivo es la meta que han propuesto los conductores de la institución. Ellos saben que si mantienen en lo más alto al fútbol, el crecimiento no se detendrá.


A largo alcance, el cambio de sede ya es un hecho. Cuando el Pincha consiga levantar su nuevo estadio en la vieja esquina de 1 y 57, los dirigentes apostarán por concentrar las áreas administrativas y deportivas en el mismo lugar. Además está en carpeta la creación de una fundación para la ayuda de los más necesitados y el desarrollo de las escuelas primarias y secundarias en City Bell.


Estudiantes ahora está considerado por todo el ambiente futbolístico un ejemplo a seguir. En su momento, fueron Vélez y Lanús. Mucho antes, Ferro. Hoy, la actualidad del club invita al optimismo. Con nombres importantes, sí, pero también con proyectos integrales que van más allá de una mirada a corto plazo.


Por Martín Carrasco (h.) Para LA NACION

miércoles, 9 de julio de 2008

ESTUDIANTES EL OTRO GRANDE QUE TODOS QUIEREN IR

.

Estudiantes, el otro grande al que todos quieren ir

Ariel Ruya De la Redacción de LA NACION

Las encuestas de popularidad, ésas que tanta efervescencia provocan, ésas que tantas pasiones despiertan, más de una vez lo señalan como el sexto club en prestigio, importancia y masividad, detrás de los cinco grandes de siempre. Aunque esos trabajos son siempre relativos, son siempre restringidos, Estudiantes tiene historia, tiene presente, tiene seriedad, tiene dirigentes confiables, tiene jugadores de jerarquía y, tiene, también, un imán en aquellos que crecieron con los colores rojos y blancos sobre el cuerpo, y pertenencia en aquellos que apenas disfrutaron de la grandeza triunfal de su historia por un puñado de meses.

Estudiantes tiene ése no se qué... En realidad, se saben, se conocen sus reconfortables tradiciones, cuando apenas se pisa el tradicional campo de City Bell o cuando se aproxima por la vieja cancha de 1 y 57. Días atrás, en una entrevista con Miguel Russo, casi sin proponérselo, el entrenador lanzó emociones, recuerdos y certezas de su historia con Estudiantes. Curioso, cuando el hombre hace meses se consagró en América con Boca. Llamativo, si se percibe que es el flamante conductor de otro poderoso, San Lorenzo. Alguna vez dijo: "Estudiantes es una forma de vida".

Porque Estudiantes -en menor medida, también son ejemplificadores Vélez y Lanús, aunque sin tamaña capacidad de éxitos y respuesta masiva- no sólo es un club de fútbol que salió campeón del mundo, de América y demás. Es una familia, es un ejemplo para imitar. Ni las huellas del polémico antifútbol, ni las historias de alfileres, ni las leyendas de verdades y mentiras que recorrieron la reseña futbolera pueden herir esa cuna de fútbol, de pertenencia, de educación, de vida.

Por eso Juan Sebastián Verón volvió a su casa, aun con un par de años de comprobado primer nivel internacional, más allá de sus apetencias personales futuras. Por eso José Luis Calderón regresó a su hogar; descartó millones de euros en Qatar para cumplir el anhelo de retirarse en donde se formó.

Por eso Gastón Fernández desecha Independiente y se suma al proyecto. "No tiene nada que envidiarles a los grandes", dice el delantero. Nada, dice la Gata. Tal vez, con River y Boca cueste compararse. Pero con San Lorenzo, Independiente y Racing, sinceramente, cuesta encontrar alguna diferencia abismal. Hasta Mauro Boselli se quiere ir de Boca para jugar... en Estudiantes.
Una entidad que es un emblema que emociona. Un club de fútbol que es parte de una saludable tradición.